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    México es el doceavo país del mundo que más emisiones de gases de efecto invernadero emite a la atmósfera: alrededor de 750 millones de toneladas de CO2; cifra muy por debajo de los alrededor de seis mil millones que producen los primeros lugares, China y EU, cada uno. Sin embargo, debido a la extensión de sus costas y megabiodiversidad, es sensible a las modificaciones que traerá consigo el calentamiento global así como otros fenómenos que han crecido en detrimento de nuestros ecosistemas, como la escasez de agua y plagas de especies invasoras.El reto que presenta el cambio climático ha motivado al gobierno federal y a diversos investigadores del país a emprender estrategias y ciencia enfocada a adaptarnos a sus consecuencias o a colaborar en la disminución de gases de efecto invernadero.El Megaproyecto Sustentabilidad y Adaptación al Cambio Climático es la iniciativa que el sistema de centros Conacyt llevará a cabo para coordinar sus capacidades en este sentido. Para ello llevarán a cabo investigación sobre emisiones y captura de CO2 en ecosistemas; mitigación de plagas en diversos biomas; conservación y manejo del agua en zonas vulnerables; y un estudio del impacto que el cambio climático tendrá en procesos sociales, económicos y ambientales del país.Acerca del proyecto de información base sobre emisiones, Sergio Hernández, director del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), refirió que si bien en México ya tenemos forma de monitorear las emisiones del bióxido de carbono, no se ha podido determinar aún el intercambio de flujo y su captura.“Este módulo busca establecer en los principales biomas de México (desierto, selva…) estaciones de medición continúa de estas emisiones utilizando como plataforma centros Conacyt y universidades en todo el país, esto equivaldría a poner de entre 30 y 35 de éstas”.Refirió que si bien el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, de la Semarnat, que define la política pública en el área, ha implementado un par de estaciones, extrapola los resultados a otras regiones del país distintas con un amplio error. “En cambio, podríamos establecer esta red de estaciones en el mediano plazo, 3 ó 4 años, y así tener una línea base de emisiones y a partir de ella de ahí hacer políticas públicas”.ESPECIES INVASORAS. Por otra parte, una más de las preocupaciones de investigadores, pero también de autoridades agrícolas y de muchos productores, está en una alteración del medio ambiente que puede estar ligada o no a los efectos del cambio climático.Guillermo Ángeles, investigador de El Instituto de Ecología (Inecol), es responsable del módulo de Proyección y mitigación de plagas (especies invasoras), que forma parte de este megaproyecto, y explica por qué este fenómeno se ha tornado una preocupación medioambental.Una especie invasora, acota, es aquella que ingresa a otro hábitat de forma no natural, donde no tiene competencia ni predadores. “Esto les permite extenderse y desplazar a las nativas: la mojarra de Catemaco, por ejemplo, fue muy famosa, pero ahora ya no se pesca por la introducción de la tilapia, que ha desplazado ya a otras especies en diversas regiones de la geografía nacional”. Otra especie es el pez león, proveniente de Asia, que en los acuarios es muy vistoso, pero sin competidores ni predadores es voraz y ha desplazado a otros peces y consumido corales. “Es una seria amenaza para otros organismos marinos”.Un ejemplo distinto, refiere el investigador del centro Conacyt, se puede observar en algunas plantas como una parásita capaz de extenderse conforme la temperatura del hábitat aumenta (efecto que puede asociarse al cambio climático). Este fenómeno está ocurriendo con la invasión en pinos del Pico de Orizaba, donde estos se encontraban fuera del alcance de las parásitas debido a su elevación, pero el aumento de temperatura permite su avance gradual.“Se trata de especies locales que pueden volverse invasoras por la alteración del medio ambiente, algo que ocurre también con el árbol de pirul o la sábila, que aparentemente no representan peligro alguno, pero se extienden y alteran otras especies”.Y así, puede haber diversos ejemplos con otras plantas e insectos, refiere el especialista, sin que nos demos cuenta de las consecuencias. Frente a este panorama, el módulo de este megaproyecto prevé emplear de un laboratorio que la institución está por estrenar y que podría disminuir las plagas ocasionadas por insectos.Los insectos se comunican mediantes señales químicas (feromonas), principalmente para aparearse, que entre machos y hembras “vuelan” como diversos compuestos volátiles. El nuevo laboratorio del Inecol será capaz de identificar este tipo de compuestos con unas “antenas artificiales”, con lo cual conocerán las sustancias y generarán inhibidores moleculares para minimizar su reproducción.Este tipo de investigaciones, refiere Guillermo Ángeles, podría incidir en otras plagas donde las esporas que portan los insectos se diseminan en cultivos de interés. “Uno de los efectos del cambio climático es además la ampliación de la frontera agrícola, donde los insectos podrán dispersarse más, un fenómeno que debemos entender bien para evitar que afecte nuestros cultivos”.Tan sólo este módulo conjuntará a 75 investigadores nacionales de diversas disciplinas de varios institutos, entre los que se encuentran el Inecol, Ecosur, IPICyT, Ciad, Cibnor —dentro de los centros Conacyt—; así como el Inifap, la UNAM, Cinvestav e instituciones de gobierno: Semarnat, Conabio, Sagarpa y Conafor.Una vez sentada la organización de estas instituciones, los investigadores realizarán un inventario de especies invasoras, su distribución geográfica y analizarán su comportamiento conforme los efectos del cambio climático dentro del entorno.Posteriormente, el equipo buscará los fondos necesarios para llevar a cabo la investigación, muchos de estos provendrían de instituciones de gobierno, como la Sagarpa o Conafor, beneficiarios naturales del desarrollo de este conocimiento. Pero solo estamos hablando del inicio de proyecto que busca incidir en resolver un tema tan complejo. “Tres años (el tiempo de la primera etapa de todos los Megaproyectos) es un periodo muy corto para un problema cuyos efectos y desarrollo es de largo plazo”, añadió el especialista del Inecol.
    FUENTE:http://www.cronica.com.mx